martes, 3 de febrero de 2015

"El Sistema Energético".


    Nuestro sistema energético es tan asombroso como complejo. Si bien la medicina actual se limita a estudiar nuestro cuerpo físico, el único perceptible a los sentidos y aprehensible por nuestra mente racional, y a explicar las enfermedades principalmente por factores genéticos y gérmenes ambientales, y nuestras experiencias como algo que se nos sale de las manos, la medicina tradicional india establece todo un sistema metafísico que nos muestra una perspectiva muy diferente.
    El cuerpo físico es todo lo que vemos pero las personas con la percepción más desarrollada puede ver también que somos conformados por un sistema de energía compuesto por canales de energía, cuerpos sutiles y centros energéticos. Por ser eminentemente energía, más que materia, estamos en constante intercambio con el entorno y con el universo.
    Los cuerpos energéticos, los nadis o canales de energía y las ruedas energéticas vinculan a nuestro ser físico nuestro ser psicológico, emocional, mental y espiritual. Es aquí donde se explica nuestro carácter holístico sobre el que se basan antiguas tradiciones como el yoga. El ser es energía y cada uno de nuestros cuerpos es una manifestación de una vibración diferente de esa energía cuya vibración es más sutil y universal según nuestro nivel de conciencia.
    Prana, nadis y chakras
    Para comprender cómo funciona nuestro sistema energético, es fundamental mencionar el prana, o energía vital. Todo está permeado por prana y es la energía que nos da la vida, así como el nivel de vitalidad. El prana tiene diferentes vibraciones, por lo que a medida que aumenta nuestro nivel de conciencia, el prana se hace más elevado. Este concepto tiene un equivalente en la tradición china y japonesa con el chi o ki. El prana lo obtenemos de diversas fuentes, como el sol, el aire y la comida, y elevamos su circulación en nuestro ser a través de limpiezas. El yoga limpia nuestros canales energéticos, aumenta el prana y sus vibraciones.
    El prana circula a través nuestro cuerpo y nuestros cuerpos sutiles por medio de unos canales llamados nadis, también conocidos como meridianos, que permean todo nuestro ser y nos pemiten estar en intercambio de energía entre nuestros diferentes manifestaciones (mentales, emocionales, físicas), además de estar íntimamente interconectados con los demás seres, ambientes, y la existencia como totalidad. Los chakras son receptores de esta energía cósmica, encargados de regularla según su frecuencia en nuestro ser físico y metafísico para su funcionamiento idóneo y desarrollo.
    Los tres nadis principales son Ida, Pingala y Sushumna, pero algunos textos antiguos hablan de 72.000 nadis y otros han llegado a mencionar 350.000. Esto nos da una idea de la complejidad de este sistema y de su poder activo. Los nadis mantienen el flujo de energía vital en cada uno de nuestros elementos, físicos y sutiles, según su frecuencia, y también los conectan entre sí.
    Los cuatro cuerpos sutiles
    El cuerpo etéreo tiene la vibración más baja y es el único de los cuerpos sutiles que muere poco después de que expira el cuerpo físico. Capta energía del ambiente a través del plexo solar y de la tierra a través de nuestro primer chakra y nos envuelve en una capa que nos protege de las enfermedades. Por pensamiento negativo y hábitos destructivos con el cuerpo muchas veces se debilita y nos volvemos más susceptibles a enfermarnos y a recibir agresiones energéticas del ambiente.
    El cuerpo astral alberga nuestros sentimientos y emociones, y está en transformación permanente según nuestros cambiantes estados de ánimo, emitiendo y atrayendo determinadas situaciones y energías, generando una relación muy cercana entre éstos y nuestra salud física.
    El cuerpo mental se encarga de nuestras facultades mentales, y cuando no está limpio de las influencias del cuerpo astral funciona de una forma condicionada por los patrones emocionales y a la vez toda una forma de ser y actuar, que no permiten su real desarrollo intuitivo y la conexión con la sabiduría universal que viene a nosotros a través del cuerpo causal.
    Este, por último, es también llamado nuestro cuerpo espiritual y es imperecedero. Los otros cuerpos, excepto el etéreo y por supuesto el cuerpo físico (aunque influyan y ejerzan influencia en todo nuestra anatomía material y espiritual) nos acompañan en nuestras vidas posteriores pero a medida que evolucionamos nos convertimos en conciencia pura. Esta manifestación energética nos lleva a la integración, al amor, a resolver nuestros problemas emocionales que condicionan nuestra mente, a la sabiduría y a la dicha.
Beatriz Dávila.