lunes, 18 de julio de 2011

"Meditación de Expansión". Doña Magdalena.


Alejandro Jodorowsky:

(Doña Magadalena hace muchos años que abandonó su cuerpo. Como lo he contado en mi libro “El Maestro y las Magas”, esta santa curandera me vio todos los días durante un corto período de tiempo, menos de un mes, y luego desapareció sin dejar rastro. Fue muy clara conmigo: me transmitió conocimientos para que yo más tarde los comunicara al mayor número de personas. En esos años yo ya era bastante famoso en México. Mi película “Fando y Lis” había causado el escándalo más grande del cine mexicano y mi película “El Topo” estaba triunfando en Nueva York. La santa curandera, igual que otros curanderos que luego conocí, como Pachita, Carlos Said o María Sabina, amaban con un cariño profundo a su país y se sabían depositarios de un arte de sanar milenario. Todos ellos me contactaron porque intuían que mis obras serían leídas o vistas en muchos otros países. Ellos sentían que el mundo iba a padecer una peligrosa crisis y por todos los medios trataban de sembrar la sabiduría de sus antepasados mexicanos para producir la mutación espiritual necesaria en los seres humanos y así atajar la gran catástrofe. Eran sembradores de consciencia… Con este fin Doña Magdalena me permitió grabar algunas de sus enseñanzas. Lo hice con un aparato comprado de ocasión, de muy baja calidad. Al desaparecer de un día para otro mi Maestra, guardé las cintas, sin escucharlas. Por un milagroso azar, encontré a una curandera masajista, Soledad (también ya ha muerto) que había sido discípula de doña Magdalena. Entre las cosas que hasta hoy me he resistido a contar es que Soledad me mostró unos apuntes tomados en un grupo formado por “El Nagual” es decir Carlos Castaneda. En ellos se decía que doña Magdalena fue Maestra de Don Juan… Yo, que siempre he creído que don Juan es un personaje inventado por Castaneda en el cual resume todo lo que aprendió con diferentes curanderos mexicanos, tuve dificultad en creer esto… Cesé de hablar de Doña Magdalena porque temí que se pensara que por oportunismo yo estaba tratando de aprovecharme del éxito de Castaneda para mis fines… Pasaron los años. Comencé a colaborar en Plano Creativo… De pronto me dije: “Voy a escuchar estas grabaciones. No tengo ninguna intención de explotar estos conocimientos en forma de un libro, corregidos por mí. Las transcribiré tal cual, con sus repeticiones y oscuridades comunes en un lenguaje hablado”. Y así lo he hecho. Se encontrarán estos textos únicamente en Plano Creativo, y son para todo el mundo. Es decir todos tienen derecho, si les son útiles, a reproducirlos, emplearlos, enseñarlos. Deseo con toda el alma que esto se haga en forma gratuita y que nadie utilice la sabiduría de doña Magdalena para comerciar… Pocas cintas me quedan por investigar. Probablemente esta sea la última. En dos días más trataré de descifrar otras y comunicaré aquí si la calidad del material me lo permite o no…

La meditación que van a leer hoy se hace con un solo gesto: se coloca la palma extendida de la mano derecha a la altura del ombligo y sobre ella se coloca la mano izquierda empuñada alrededor de su dedo pulgar. El pulgar se presiona fuertemente hasta que uno se imagina que es el punto central, luminoso, de nuestra conciencia, la “lámpara”. Doña Magdalena me habla en primera persona describiendo lo que ella siente, para que yo la imite).

Con este punto de consciencia yo soy invulnerable. Soy la voluntad misma de la consciencia, nada puede disolverme. Es la fuerza total, es el tesoro total ese punto de consciencia. Yo soy lo que soy.

Y ahora escucha bien. Vamos a llegar al acto supremo. Esto puede cambiar tu vida, si lo comprendes bien.

Yo, punto de consciencia que atraviesa la muerte, que atraviesa el vacío, yo, me convierto en ofrenda y me disuelvo por mi propia voluntad. Acabo con el yo; atravieso la muerte y me disuelvo con alegría en el océano, en un océano de luz, de goce, en mi instante supremo. Atravieso la agonía y la muerte en el instante supremo. Dejo la lucha por conservar la consciencia. Atravieso el dolor, atravieso la agonía, atravieso la muerte. Y cuando la he atravesado y he vencido, soy pura consciencia que se ofrece. “Y seré lo que tú oh Dios-Diosa quieras, no lo que yo quisiera”. Confianza total, confianza absoluta.

Luego yo he creado mi consciencia y la llevo como una ofrenda. Este grano de luz va a alimentar la divinidad del dios colectivo. Me disuelvo en la colectividad del universo. Seré como el desconocido que se convierte en llama, y me entrego a la vida, al ser humano como un símbolo, me vuelvo anónima en Dios. Pero para volverme anónima he debido recorrer el gran camino de tener la protección, tener la lampara, tener la llama y encerrar la llama en el más pequeño punto de manifestación. Y cuando he entregado el punto más pequeño de manifestación, tengo confianza. Yo he creado a la divinidad y la tomo como una matriz.

Cierra tus dedos apretando tu pulgar. En este momento lo celeste está en tu vientre y la materia está en tu mente, tomando de la divinidad alrededor de ella. Toda la materia ha subido completamente hacia la divinidad ahora, y se da completamente a la luz. Y ésta es la posición suprema. Se hace descender el fuego del espíritu hacia abajo, y se hace subir la materia hacia arriba.

Es bueno ¿verdad? Este ejercicio puede ser útil para ayudar a las personas que están a punto de morir. Es un ejercicio para hacer a las personas, hay que decirle como soltar: los pies, las piernas, los recuerdos, las emociones, los pensamientos. “Y ahora siente que eres consciencia pura” y cuando la persona se siente en estado de consciencia pura “Eres pura luz, un punto de luz”; y después dices “Suelta la luz” , y la persona puede morir. Es el camino.

Y también sirve para nosotros, para aprender como hacer morir el ego. Reproduce esto hasta que llegues a soltar. Excavamos en sentimientos que el ser humano no tiene todavía. Esto es lo suprahumano. Más nosotros podemos imitarlo por lo menos, y el fin es imitarlo para acercarse. Nos acercamos a la perfección.

Imagina que estás en medio de una noche negra. Suelta tu punto de consciencia, lánzate al vacío, atraviesa el universo como un espíritu. Entonces vence el miedo y suelta tu punto de consciencia. Ya eres el cosmos sin límites.

Estos son sentimientos que un ser humano no tiene, pero se pueden tener en los sueños, y es completamente formidable poder vivirlos al menos en el sueño. Esto nos da una fuerza increíble, de cara a un mundo que no se propone semejantes ideas. Es para fortificarse. Los frutos van a venir más tarde, seguro. Hay que tener confianza.

La matriz, el cuerpo, la materia, remonta hacia el espíritu y entra en el conocimiento. El ego va hacia el gran yo y lo busca. El ego deja de huir, deja de hacer ruido como una cigarra que no hace su trabajo. Y esa mano izquierda va hacia el conocimiento. El ser humano, sacrificando su última definición acepta la presencia divina en él mismo. He ahí el gesto.

Este gesto suprime la oscuridad de la sombra espiritual, porque la pequeña luz, que luchamos por tratar de mantener, es la oscuridad. Y la sombra a la que nos lanzamos, es la luz. Lo que se llama la gran luz de la consciencia es la gran oscuridad y lo que se llama el vacío es la gran luz. Nos entregamos a la verdad, porque donde hay consciencia de algo hay mentira. Ya no se capta intelectualmente más, se vive. Y se tiene en la matriz la verdad que ilumina todo. Y la captamos como luz.

Con esta posición tengo el poder de destruir las pasiones negativas del mundo y mis pasiones negativas. Si tengo deseos de suicidarme, acabo con ello, porque tengo mi eje; si tengo ganas de destruirme, acabo con ello, si tengo ganas de burlarme de lo que amo, o si no quiero hacer lo que tengo que hacer, todo eso yo lo paro. Detengo las trampas del mundo y me pongo a ser lo que yo soy, un ser de luz. He aquí el camino de la perfección. Cuando elimino ese punto de consciencia personal, me convierto en un espejo, un espejo del mundo. Como Cristo era un espejo, y cuando alguno se acercaba a Cristo se veía a él mismo. Si en esta posición alguien se acerca a mí, la persona se verá a ella misma, porque yo soy un espejo del mundo. Dejo de ver el mundo según mis propias proyecciones y me convierto en espejo del mundo tal como es. Las cosas como son. En la paz que tienen. Sin mi ego todo está en paz.
Y con esta posición, descubro la naturaleza idéntica de todas las cosas. Porque todas las cosas, toda la materia está alrededor del eje divino. Todo es Dios-Diosa. Es la unidad total la que yo descubro con esta posición. Todo soy yo y yo soy todo. El mundo soy yo y yo soy el mundo. Interior y exterior son la misma cosa. Descubro la unidad total en la que estoy. Y todo es claro y perspicaz porque se ve la totalidad.
Llegar a abandonar la luz es lo último. La luz es la última trampa. Soy capaz de soltar. Disolverme en el océano. Ya no hay nada más. Es difícil para mí y para todo el mundo. Es el fin del ego. Ahí se le deja. Pero es reconfortante saber que eso existe y puede hacerse.

Cuando se comienza a encontrar que esto es bello, es que se ha captado la verdad. Si captas la belleza tienes lo verdadero. Porque lo bello es el aura de la verdad. Si es bello, es verdadero.

Esta es una respiración que va de tres en tres. Es formidable. Se inspira en tres tiempos, se retiene en doce tiempos, y después se expira en seis, dos veces tres. Y así , y así. Tres, doce, seis.

Y las palabras dicen: “Yo soy tuyo. Tengo confianza en ti. Yo soy tuyo. Tengo confianza en ti. Yo soy tuyo. Tengo confianza en ti. Yo soy tuyo.” Y así y así.
Se hace según el ritmo del corazón, tres latidos del corazón, doce y seis, y se pone la frase en el corazón. A ver como puedes hacerlo. Te estoy pasando un regalo inconmensurable, es verdaderamente el regalo de la fe. Lo que es bueno es unir la respiración y las palabras.

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La mano izquierda empuñada así y la mano derecha sosteniéndola estirada así. Esto se llama el bol de medicina. Se tiene una medicina para uno y para dar al mundo. Cuando estoy así, tengo mi bol de medicina. Es fundamental.

Se dice “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” pero ¿que nombre? No hay vida espiritual si no nombráis a vuestro Dios. Si no tienes un nombre para santificar en ti a Dios-Diosa, tú no tienes vida espiritual. El nombre de Dios-Diosa si te lo inventas tú mismo será algo muy débil, porque no tendrá tradición, no tendrá raíces. Si tomas un Dios-Diosa de la tradición y estás en contra de la tradición, eso será difícil para ti. Si vienes de dos tradiciones te será difícil de escoger, es una gran dificultad. Pero debes dar el paso de encontrar en la tradición que te corresponde, el nombre del Dios-Diosa que te corresponde.

Y el bol de medicina es el nombre de Dios-Diosa.

Si Dios-Diosa no tiene nombre para ti, tiene un nombre de todas formas. El fin de este ejercicio es que te pongas ahí, hasta que el nombre aparezca en tu bol de medicina. Hace falta que tú lo nombres, no basta decir simplemente Dios-Diosa. Hace falta que descubras humildemente como vas a llamarlo, para que puedas santificar el nombre.

Es la enseñanza más antigua. Si no tienes un nombre para santificar, no tienes nada en la vida espiritual. He aquí tu trabajo, he aquí tu bol de medicina. Y cuando lo tienes, lo llenas de una fuerza inconmensurable, porque todo va como un prisma, como un diamante. Todo el trabajo está ahí, todo tu ser. Tú te das la medicina y se la das a los otros. En secreto, porque es tu secreto, es un nombre que no debes jamás pronunciar para los otros. Es tu secreto y debes honorarlo en ti mismo.

Y cuando lo tienes, elevas tu columna vertebral como una cobra, te conviertes en una cobra que se eleva de su cesta. Al fin has encontrado tu centro. Santificado sea tu nombre, y es esa tu medicina y es lo que te cura. Busca profundamente. Es un trabajo fundamental. Si no se hace la prueba no se consigue. Es así como los viejos sabios de la humanidad obraron para inventar esto que ahora aprendemos. Es exactamente así, lo descubrieron buscando y buscando. Y cuando encontraban una forma que les gustaba era la alegría total, los gritos de alegría.

Alejandro Jodorowsky en Plano Creativo.