martes, 28 de junio de 2011

¿Te Has Sentido Alguna Vez Como Si Te Clavaran Un Clavo?



“Cuando una situación no la puedes resolver, le pones un clavo”… así, sigues enredado con lo que no quieres soltar. Se trata de una frase de Marianne Costa, seguramente inspirada en el siguiente cuento:

Nasrudín (el tonto en los cuentos sufís) estaba atravesando por un momento complicado económicamente y decidió vender su casa. El comprador que sabía de su situación le ofreció muy poco dinero por la misma, un diez por ciento de su valor real. Viéndose totalmente desesperado, Nasrudín aceptó el trato a condición de poder poner un clavo en la pared que él eligiera para colgar allí lo que quisiera, sin que el nuevo dueño pudiera tocarlo. El comprador aceptó.

La primera semana colgó un retrato de su madre, cosa que le pareció muy normal al dueño. Pero al mes llegó con un enorme saco, arrastrando una vaca muerta que colgó del mismo. Esta treta le permitió recuperar su casa…

Dice Marianne que conviene deshacernos de los objetos “tóxicos”:

-Quemamos aquellas cartas que en realidad son maldiciones encubiertas. El fuego limpia.

-Hacemos desaparecer las fotografías que no nos gustan, que son feas.


Aquellos objetos que están muy cargados, los podemos limpiar con agua bendita. Por ejemplo, es posible limpiar un anillo si lo depositamos en una fuente sagrada. O podemos prestar ese anillo a otra persona que le pueda resultar útil.

Los gurús, cuando reciben un regalo, lo bendicen y lo entregan a la comunidad. Es una forma de transformar un regalo en otra cosa que sea más útil.

El último de los objetos que nuestra familia nos pasa es el lenguaje. El argot es perjudicial, debemos limpiar el lenguaje. Los modismos son tóxicos e incestuosos. También resulta tóxico no conocer otras lenguas (Sería muy conveniente poder defendernos a nivel básico en varias lenguas diferentes).

En realidad no debíamos de dejar clavos puestos en lo que debemos dejar atrás, ni tampoco dejar que nos los claven los que se deben alejar.

Plano Creativo.